Me pareció curioso escuchar una niña de aproximadamente dos años casi tres; tararear la canción «Cumpleaños feliz» con la sílaba: Na, durante un trayecto en bus por la ciudad de Zaragoza. Realmente lo que captó mi atención fue la frecuencia de repetición con la que entonaba las sílabas na na na na na ná …. , parecía como si hubiera escuchado la canción por primera vez, estaba emocionada y la repetía una y otra vez; en voz alta nada de susurro, al punto de que los que estaban un poco distante alcanzaban a escuchar esa vocecita. Hasta que llegó la hora de bajar del bus y su padre la levantó y sostuvo en brazos, entonces vi su rostro de niña feliz que seguía tarareando y me contagió con su sonrisa, además de la canción, al menos por un momento.