Pregunté el porqué de colores,
de luces y tantas celebraciones
y escuché que trataba de historia
casi una ficción,
¿sería acaso un milagro?
va más allá de los tiempos; se trata de fe,
-me respondió- alguien que ha visto
ha creído y todavía ve.
Se refería al milagro de aquellos
que un día creyeron;
el nacimiento de un niño: su nombre Jesús,
como fuente de dicha,
del más lindo amor
a un mundo perdido
sin paz y sin perdón.
Y se aventuran sin rumbo,
confiados en el Señor,
que su presente será bueno y su futuro mejor,
pero si todavía persiste;
la duda y el temor;
el Dios Fuerte, Eterno escucha con atención;
esas palabras sinceras,
que brotan del corazón.
«Mi hijo aquí estoy yo, te daré lo que pides,
mucho más doy;
si a mi voz obedecen y entregan su interior.
Los quiero de veras,
con mucho, mucho amor.
Y seguro sorprendo
con la realidad de tu sueño
pues, que mejor momento
que la Navidad de hoy.